Informe de Coyuntura: Julio 2024
Al igual que ocurren en las series de tv, el gobierno entra en su segunda temporada, en la que esperamos una continuación de la historia principal y de los personajes principales, que, con sus aciertos y dificultades, ha logrado imponer parcialmente su agenda de reformas prometida al electorado. De esta forma, la economía argentina entra a un período decisivo en la que deberá lidiar con las consecuencias de los eventos de la primera temporada y ajustar su estrategia para continuar implementando nuevas medidas.
En este caso, la sociedad no espera sorpresas, ni giros inesperados, sino más bien una evolución coherente de una historia que se enfrenta a retos, pero que también se le abren nuevas oportunidades. Con respecto a la política económica, tanto la continuidad como la innovación son claves, especialmente sabiendo que una segunda temporada exitosa puede asegurar la longevidad de una serie, al igual que un segundo semestre bien gestionado puede sentar las bases para que la economía emprenda un nuevo ciclo de crecimiento estable y sostenido.
Precisamente, a lo largo de julio el gobierno fue ejecutando una política económica más pragmática, que sigue anclada en varios principios teóricos defendidos con vehemencia por el presidente, pero con un mayor realismo en su praxis. Un ejemplo es la intervención del BCRA en el mercado para disminuir la brecha cambiaria, mientras se transita el largo tercer trimestre en el que probablemente las reservas internacionales sigan disminuyendo, a la espera de fondos frescos que provengan del blanqueo, RIGI, algún REPO (si el Riesgo País no baja lo suficiente para endeudarse en el mercado internacional) o del FMI. En este último punto, hay negociaciones con el FMI para un nuevo acuerdo que podría llegar a fin de año, difícilmente antes de las elecciones norteamericanas.
También debutó el nuevo esquema monetario anunciado luego de la aprobación de la Ley bases y el Paquete fiscal, denominado “Fase 2” con el propósito de alcanzar la emisión cero, pasando fundamentalmente la deuda del BCRA al Tesoro, cuyos detalles técnicos/financieros en un primer momento no fueron ni bien comunicados ni tampoco estaban del todo definidos, por lo que el mercado no reaccionó bien y operó con bastante volatilidad en el mes.
Pasando en limpio, se canjearon los PASES por las nuevas Letras Fiscales de Liquidez (LeFi), se logró la reducción de los puts bancarios y se recortó la tasa de pases activa. Además comenzaron a flexibilizarse algunas restricciones cambiarias para importadores, exportadores y personas que estaban impedidas a realizar operaciones cambiarias a través de dólares MEP/CCL.
Tras la aprobación de la Ley Bases el gobierno oficializó el régimen de blanqueo de capitales y se anunció la creación del Ministerio de Desregulación y Transformación, a cargo Federico Sturzenegger, con el que pretende “modernizar y liberar la mayor parte de las trabas que frenan al sector privado” y aumentar la eficiencia y eficacia de la Administración Pública, en la medida que se simplifica y reduce el tamaño del Estado.
En el plano financiero, el dólar oficial ($932) avanzó 2,3% en el mes mientras el MEP ($1.293) y el CCL ($1.285) cayeron 4,1% y 4,8%, respectivamente. La brecha terminó cerca del 40% aunque llegó a ubicarse en el 56%, valores máximos desde enero. El Riesgo País, que tocó su mínimo a fines de abril (1.148) ha mostrado un tendencia creciente desde entonces, cerrando el mes en 1.507 puntos.
El intercambio comercial argentino presentó un resultado favorable, producto de un incremento en las exportaciones y una disminución en las importaciones, permitiendo así alcanzar un saldo comercial superavitario y consolidar una tendencia positiva por séptimo mes consecutivo. El análisis de estos resultados no solo proporciona una perspectiva cuantitativa del comercio exterior, sino que también resalta las dinámicas económicas subyacentes que impulsan este panorama.
En este periodo destaca la cotización de la soja en mínimos históricos, con los futuros para agosto en Chicago ubicándose en USD 387,55, lo que representa una disminución del 23% en 2024. Esta caída impacta negativamente en las finanzas del Estado, dado que los productores, desalentados por los bajos precios y las altas retenciones, han acumulado cerca de 24 millones de toneladas en silobolsas y más de 7 millones de toneladas en espera de fijación de precio. Se estima que el sector agropecuario conserva aproximadamente USD 13.000 millones en soja, afectando la liquidez del mercado y la capacidad de recaudación del Estado.
La falta de divisas es una preocupación creciente, con reservas netas en negativo por alrededor de USD 4.000 millones y la posibilidad de una pérdida adicional de hasta USD 3.000 millones en los próximos meses. Además, las recientes medidas, tendientes a eliminar la emisión monetaria y preparar la liberación del cepo cambiario, podrían intensificar la escasez de divisas. La incertidumbre sobre el futuro del Crawling Peg y la efectividad de las políticas para controlar la inflación y equilibrar las cuentas fiscales generan reacciones mixtas en el mercado, reflejando tanto expectativas de desaceleración inflacionaria como preocupaciones sobre la implementación del nuevo plan económico.
En el plano internacional, los acontecimientos de los últimos 30 días en Estados Unidos han sometido a su democracia a una prueba prácticamente sin precedentes, intensificando la polarización partidista hasta un nivel extremo y generando repercusiones en los mercados financieros a nivel global. Mientras tanto, China ha experimentado un notable crecimiento en sus exportaciones, alcanzando el ritmo más acelerado en más de un año. Este aumento se sustenta en productos de alta calidad impulsados por la tecnología y se produce en un contexto de crecientes tensiones comerciales con Europa y Estados Unidos.
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